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Cuando tenemos una necesidad impostergable en nuestra organización, debemos hacer frente a una obligación, reparar o reponer algún equipo costoso o, simplemente, queremos crecer o reinvertir, pero nos encontramos en una situación de falta de liquidez, donde lo que tenemos disponible es para hacer frente a nuestras obligaciones más inmediatas, surge al parecer, como única alternativa posible, solicitar un crédito ante una institución financiera. Respiramos profundo, nos persignamos (si somos católicos y, si no, también) y nos dirigimos a una agencia bancaria cercana, más llenos de temores que de esperanzas. Así suele comenzar lo que para muchos es una auténtica pesadilla.
El embrollo de los créditos
En relación con las solicitudes de créditos para empresas, ante instituciones bancarias, se generan problemas de diversa índole. En principio, con todos los trámites que hay que realizar y los requisitos que hay que consignar; aunque de acuerdo con las informaciones que brinda cualquier página de una banca, se podría pensar que este será un proceso amigable. No hay dudas de que se trata de empresas serias; pero, como tienen que también responder a una directiva y a una junta de accionistas, respaldarse ante cada desembolso, garantizar el retorno, asegurar una ganancia, el proceso de solicitud y aprobación de crédito se convierte en un maratón a través de un estrecho callejón.
En segundo lugar, está el problema del tiempo: nuestras necesidades son perentorias, impostergables, ya que guardan relación con nuestros procesos de producción o representan verdaderas oportunidades que no podemos dejar pasar; por contrapartida, todo en el proceso de solicitud de aprobación de un crédito parece estar hecho para retrasar lo más posible los trámites, por asuntos que en verdad pueden resultar a la larga insignificantes. Pero, ¿qué hacer? La burocracia, pública o privada, es así; siempre ha sido así. Si nos enfrentamos a ella, sabemos lo que nos espera.
Una vez aprobado el crédito, cuando esto ocurre, cuando al fin esto ocurre, el problema adicional viene luego al descubrir que hemos corrido en parte la arruga, es decir, resolvimos un problema inmediato; pero a veces nos damos cuenta de que, cuando hay que pagar una cuota, nuestra liquidez se vuelve a afectar y comenzamos a hacer como el malabarista en la cuerda floja que arroja hacia arriba las bolas, los pines y los platos.
Otras alternativas de crédito y financiamiento
Pero, si no son los créditos bancarios, entonces, ¿qué podemos hacer?, aparte de no halarnos los cabellos y tratar de permanecer en calma y no caer en manos de una persona particular, que puede pedirnos el alma de la empresa a cambio del dinero que necesitamos para hacer frente a nuestras obligaciones, comprar los equipos, repararlos, reinvertir, pagar esa mercancía que está por ingresar… En fin.
Hoy día existen varias alternativas de crédito y financiamiento para empresas, que no son las de la banca tradicional. Están, por ejemplo, los préstamos entre particulares y empresas, que son los llamados peer-to-business lending, p2b Lending o también crowdlending, donde una comunidad de prestamistas (pueden ser particulares o empresas) financian a Pymes, a través de préstamos o créditos; claro que tales prestamistas invierten su capital a cambio de una ganancia, que está constituida, en este caso, por el interés del crédito.
La ventaja, desde el punto de vista del solicitante, es que los trámites pueden ser menos engorrosos y el proceso menos lento. Desde el punto de vista del prestamista, la plataforma es la intermediaria que puede garantizar el retorno de su inversión. En ambos casos, la plataforma regula, evitando la usura.
Otras alternativas para no perder la liquidez
Cuando acudimos a una institución bancaria a solicitar un crédito para poder responder a una situación por nuestra falta de liquidez, estamos haciendo lo que a menudo el ser humano hace al enfrentar un problema: atacando la consecuencia (perdida de liquidez o necesidad de dinero) y no la causa (qué es lo que hace que no tengamos liquidez). Si prestamos atención a esto y nos enfocamos, nos alineamos en una estrategia que apunte a evitar pérdida de liquidez, veremos que no es necesario caer en todos estos problemas de los que hablamos al inicio.
Entonces, lo principal en lo que hay que pensar en realidad es esto: ¿cómo evito la pérdida de liquidez? Hoy día, existen diversas alternativas también para ello, no solo para solicitar un crédito, sino incluso para no tener que solicitarlo. Se trata de plataformas de comunidades de empresas, como las Marketplace de comercio electrónico empresarial, donde las afiliadas pueden hacer transacciones, intercambiando, por ejemplo, bienes, productos y servicios, sin gastar su dinero, esto es, sin afectar su liquidez.
Henry Ford dijo en una ocasión que no importa dónde te metas, tarde o temprano serás deudor o acreedor de alguien. Pero, con este tipo de plataformas marketplace, al parecer comprometerse con un crédito, en los términos tradicionales, no tiene por qué ser una pesadilla inevitable.